14.11.08

“Tout ce que tu me demandes, je te le donne”

Hubo un tiempo en que mientras unos escuchaban Radio España Independiente, otros se empecinaban en alienarse con el Sevilla de Sánchez Pizjuán (que, por cierto, no era precisamente un rojo). Lustros después todo sigue igual: los que eran críticos con el régimen, siguen siendo críticos; los que tuvieron dificultades para unir dos neuronas, siguen en la misma ceguera mental. Lo irónico es que los segundos llaman a los primeros franquistas. No cabe más miseria, más cinismo, ni mas podredumbre. Que el Gran Arquitecto del Universo les perdone.

Hubo un tiempo en el que los secos españoles de las mesetas buscaban la sensualidad de lo lúbrico allende nuestras fronteras, muy especialmente en Francia. El vecino país encarnaba una idea libertina de Europa donde no llegaban ni la fortaleza militar de Gibraltar, ni el conservador Portugal, ni la comercial Andorra. La humedad de lo prohibido se mostraba en los cines que se encontraban poco más allá de la frontera. Allí había mujeres libres y aire de libertad, muy lejos de la dictadura española y del producto interior bruto que exigía la conversión directa de solteras a la espera en esposas y madres. El estereotipo se cerraba con la imagen imaginada de la mujer francesa: dulce, acaramelada y amante. Justo lo contrario a lo conocido al sur de Hendaya.

Mucho parece que han cambiado las cosas. En España pueden hasta casarse las parejas homosexuales cuando en Francia aún no pueden hacerlo. A partir de este detalle muchos españoles del establishment piensan que somos una democracia más desarrollada que la de los galos o, por supuesto, que la de esos extraños tipos a los que llamamos yanquis. Por lo visto la democracia tiene que ver más con los usos del cuerpo que con el ejercicio de la mente. Así parece apuntarlo el presidente español quien le espetó al presidente francés, Nicolás Sarkozy un casi inequívoco: “Tout ce que tu me demandes, je te le donne”. Lo ha referido Le Fígaro (la prensa española casi guarda silencio) y aún desconocemos la respuesta a tal ofrecimiento. Y todo por conseguir a cambio una silla junto a Bush.

Sabíamos de los escarceos teatrales de la mujer del presidente en París, pero era un secreto discretamente guardado esta nueva orientación del cónyuge de la primera dama. Todo vale con tal de conseguir una silla junto a Bush en la cumbre. La aspiración, pues, establece una nueva modalidad de relación bilateral con Francia, aspirante a convertirse en trío con los EE.UU., para terminar desembocando en una frondosa orgía con más de 20. Un gustazo, vamos.

“Tout ce que tu me demandes, je te le donne”. Una frase capaz de resucitar a muertos, palabras que convierten la noche en día, la lluvia en sol y el invierno en verano, aparcando la placidez de la vejez por los riesgos de la viagra. Ya sabemos el precio de la cumbre. Ya sabemos que lo lúbrico no viene de Francia porque España también se siente democracia y aspira a recorrer con el dedo el camino por dónde ha de transitar el mundo del próximo futuro. Pongamos nuestra piel a manos del francés, mi querido Príncipe de la Paz. Todo por sentarnos a la mesa de los grandes bajo la cual los pequeños puedan acariciar la entrepierna que más les convenga.

Reconozco que no sabíamos exactamente a qué se referían los próceres del reciente poder cuando hablaban del eje franco-alemán hace algunos años. Ahora se descubre que aspiraban a unirse a toda costa al sugerente eje, no a los soportes del mismo. Incluso si Ségolène Royal no fuera la destinataria del provocador “Tout ce que tu me demandes, je te le donne”, lo importante seguiría siendo el eje. Ya Vanessa Paradis esbozó magistralmente lo que era ese tándem y ese eje en una canción de impecable factura y notorias sugerencias que pueden servir a la delegación española como incuestionable puntal de inspiración: (http://es.youtube.com/watch?v=eq4KWx9kvCs).

Seamos eclécticos y no se escandalicen. Lo mismo es carne que pescado en la cena previa a la cumbre; es como denostar a los EE.UU. y amarlos prodigiosamente al día siguiente. Al conservador Sarkozy se le ha mostrado el camino abierto para aplacar sus deseos euromediterráneos. A nosotros sólo nos queda esperarlo, recibirle y satisfacerle. Nuestro trasero, eso sí, tendrá un lugar donde sentarse.

9.11.08

LA CUMBRE DEL PRESIDENTE ZAPATERO O LA JUGADA DE PÓKER (II)

Lo tenía. Tenía el as en la manga y era de preveer que, si lo tenía, lo tenía que jugar. Ya sabemos que la fecha de la reunión de Washington será el 15 de noviembre, sábado. El presidente español se sentará en la misma mesa que George Bush gracias a la cesión de una de las dos sillas a las que tenía derecho Francia por ocupar actualmente la presidencia de la Unión Europea. Que José Luis Rodríguez Zapatero sabe jugar al póker y que le gusta enfrentarse a situaciones límite está fuera de toda duda. Lo hizo con la ETA, lo hizo con el Estatuto de Cataluña (que este es otro asunto que se verá), lo hizo en los días que mediaron entre el 11 y el 14 de marzo de 2004 (que ahora se quieren olvidar a toda costa) y lo hace cada vez que tiene ocasión. Le gusta el poder; sabe qué hacer para acceder a él y conoce también los entresijos para mantenerse en el mismo sine die. La concepción del poder para hacer cosas y transformar quedó atrás, en los tiempos de Felipe González; ahora la regla ha cambiado: el objetivo del poder radica en estar. Y estar para siempre, como sea, o -al menos- tanto tiempo como se pueda.

Ahora surgen dos interrogantes que también deberá aclarar el tiempo:

1º) ¿Qué va a aportar José Luis Rodríguez Zapatero a la cumbre de Washington? ¿Tiene alguna originalidad programada? ¿Va a dar otro golpe de efecto? ¿O, simplemente, se va a limitar a ir preparando su próxima visita a la Casa Blanca cuando Barack Obama le invite?

2º) ¿Por qué razones Sarkozy le ha prestado este inmenso favor a Zapatero cuando otros países también querían ir? ¿Se trata de un error del presidente francés o, por el contrario, se ha amarrado contrapartidas muy suculentas?

Estas cuestiones no dejan de tener su interés cuando parece que Rodríguez Zapatero se encuentra dispuesto a imprimir un giro de 180 grados a su relación con los EE.UU. y secundarles en todo lo que emprendan. De nuevo la búsqueda del estatuto de aliado privilegiado de los EE.UU., una canción que ya hizo sonar su melodía hace algunos años. Bienvenido sea el cambio si los beneficios son superiores a los sacrificios.

Por cierto, hoy, día 9 de noviembre de 2008, dos soldados españoles de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) bajo amparo de la OTAN (que no de la ONU) han muerto reventados en su vehículo blindado tras un ataque terrorista. Sin comentarios.

6.11.08

LA CUMBRE DEL PRESIDENTE ZAPATERO O LA JUGADA DE PÓKER

Estamos ya a pocos días de la anunciada cumbre del G-20 que se celebrará en Washington este mes de noviembre. Se anunció para el día 15, pero en algún sitio he visto publicado que será el 20. Las fechas se mueven para concordar agendas entre todos los miembros del grupo, lo que parece evidenciar el grado de voluntariedad de una cita que tiene poco de formal, sin orden del día concreto, presenta objetivos algo difusos y arroja recetas imprecisas al aire para intentar solucionar los problemas económicos.

No hay que ser un lince para afirmar que esta cumbre, en sí, no va a aportar solución alguna. Tal vez sirva al presidente George Bush a modo de homenaje de despedida y poco más. Habrá que esperar un tiempo, ver si este tipo de reuniones son regulares o van acrisolando una serie de acuerdos más o menos tácitos para ver si todo ello tiene alguna utilidad. Lo curioso es que hay quienes creen ciegamente en la trascendencia de la convocatoria y presentan una inédita obsesión por estar presentes en la mesa de los escogidos. De entre todos los cegados por los destellos del cónclave sobresale, sin duda, el presidente español Rodríguez Zapatero.

Quiere estar en la fiesta sin haber sido invitado. Lo ha manifestado en público y en privado. Van pasando los días y no le llega la prestigiosa tarjeta que le abra las puertas del gran baile. Y él -ni corto ni perezoso- se ha lanzado a viajar por más de un continente buscando apoyos para estar en la mesa de los 20 apóstoles entre los cuales se cuenta el maestro Bush. Obviamente el todavía presidente de los EE.UU. no le ha tendido la mano a Rodríguez Zapatero para satisfacer sus deseos como parece plausible que sí habría hecho con el anterior presidente José María Aznar si estuviera ahora gobernando España. Es razonable pensar que Bush rechaza la idea de tener delante a un hombre que va a culpar a los EE.UU. de la crisis mundial, arremetiendo de paso contra el neoconservadurismo de la administración americana. Tampoco es incomprensible que se quiera impedir que Rodríguez Zapatero utilice ese foro para su lucimiento personal ejercitando, además, un "trágala" contra el presidente republicano. Y, junto a todo ello, yace la dulce venganza que representa el darle una bofetada sin mano al presidente español en respuesta a todo lo que ha hecho desde la primavera de 2004 y, sobre todo, por la retirada súbita de las tropas españolas de Iraq. Eso no se olvida porque la promesa electoral de Zapatero consistía en retirar las fuerzas a partir de 30 de junio de 2004 caso de no haber resolución de la ONU antes de esa fecha. Las tropas fueron retiradas en mayo, al igual que el 8 de junio apareció la requerida resolución. Personas hoy muy cercanas al presidente Barack Obama lamentaron agriamente la actitud española hasta el punto de afirmar: Eso no se hace con un aliado.

Sin tener nada de esto en cuenta, Zapatero ha sentenciado por activa y por pasiva que irá. Y toda la grey que sigue al mesías de la izquierda ha formado un verdadero coro que canta la misma melodía: España estará. El presidente español al que le crecen los enanos (desde el paro al incremento de la tensión terrorista) ha echado un gallardo pie hacia delante para exclamar todos los días lo mismo con una seguridad asombrosa: España estará. Y lo dice tan confiado y firme que ya uno duda si no tiene un as en la manga que, ciertamente, le asegura su presencia en Washington. Si eso es así, tendrá que mostrar su oculto as dentro de pocos días y habrá que reconocerle -por lo menos- un grado de tenacidad que es una lástima que no lo haya usado también en otros menesteres. Sabe jugar al póker ejerciendo el difícil papel de desahuciado que, no obstante, conoce de antemano que va a ganar. Si, por el contrario, todo es un farol hueco y no es invitado a la cita convocada, desde luego habrá que convenir que el más descarado cinismo es perfectamente conjugable con la estupidez más impenitente. Cinismo por ejercitar la mentira como práctica habitual; estupidez por mendigar unos favores que -en política internacional- no se conceden sin contrapartida.

Por supuesto hablamos de la cita de noviembre. Si a partir de febrero de 2009 Rodríguez Zapatero visita la Casa Blanca y se incorpora a las cumbres, eso será harina de otro costal que las voces oficiales españolas se encargaran de propagar a los cuatro vientos. Habrá que ver hasta dónde alcanzará esa restablecida amistad España-EE.UU. En ese nuevo contexto, no creo que el gobierno americano llegue más allá de las amables formalidades: no se comprometerán a nada importante con una España que lo tendrá muy difícil durante muchos años (incluso cuando ya no esté Zapatero) para demostrar que es un aliado fiel. Perfecta redundancia: si uno es aliado, se le presupone la fidelidad. En principio, no se puede ser aliado traidor a no ser que uno, en realidad, no sea un verdadero aliado en términos de relación privilegiada. Probablemente no somos otra cosa que una potencia media de carácter dependiente. Y un siervo puede protestar e incluso rebelarse, pero el señor siempre estará ahí y el rebelde -tarde o temprano- volverá al rebaño porque no sobrevivirá sólo. Justo lo que parece estar intentando quien antes ni siquiera se dignaba a respetar la bandera de barras y estrellas. Hoy, el hijo pródigo parece querer volver a casa dando una vuelta por todo el mundo para arroparse de su vergüenza.

Que la fuerza y la suerte te acompañen. A lo mejor consigues que Francia te ceda una silla para emplazar tus posaderas en la capital del origen de todos los males: Washington (Estados Unidos). Esa cesión de asiento ha tenido o tendrá alguna contrapartida. Pero, por supuesto, niégalo y miénteme una vez más. Eso es lo que significaba para tí que España estará. Pues muchas gracias, jefe. A mandar.