16.2.08

LA OTRA MEMORIA

Se habla y escribe mucho sobre la memoria. Se le añade, además, el audaz calificativo de "histórica". Y todos buscamos vernos maravillosamente reflejados en el espejo de un pasado adecuadamente fabricado para legitimar nuestro presente. Para que todo cuadre. Para ser coherentes. Para imaginarnos que todos los españoles luchamos por la libertad durante la dictadura. Desde la más tierna infancia, desde la cuna. Algo así como unos demócratas de placenta previa, como muchos republicanos de 1931. Así calificó el ministro de la Gobernación en el gobierno provisional de la República -Miguel Maura- a los que se postulaban llenos de tanto radicalismo como republicanismo. Eran republicanos... desde siempre. Merecían, por tanto, ser nombrados gobernadores civiles. Y cobrar la buena mensualidad correspondiente al cargo.

Rascar en el pasado de muchos durante el franquismo revela no pocas sorpresas que, en realidad, son obviedades. Franco murió en la cama y nadie lo arrojó del poder, salvo la muerte. Y todos sabemos que la Muerte entiende la democracia a su manera.

Baste ojear el libro de Jiménez Los Santos y ver lo que este hombre era (y es). Baste analizar el pasado de más de un exministro de la etapa González. Baste saber qué hizo el jóven Josep Piqué. Todos mudaron: de la derecha a la izquierda o a la inversa. Mudanzas que significaron acomodamientos.

Baste recordar la inolvidable oda que Victor Manuel escribió para Franco en 1966. Su título: Ese Gran Hombre. No sé si a la pieza le alcanzará el canon digital, pero no cabe duda de su adhesión inquebrantable a ese gran hombre. Eso sí: preocupación por la paz nunca le ha faltado a Victor Manuel. Ahí quedó.

Hay un país
Que la guerra marcó sin piedad,
Ese país
De cenizas logró resurgir,
Años costó
Su tributo a la guerra pagar,
Hoy consiguió
Que se admire y respete su paz.
No, no conocí
El azote de aquella invasión,
Vivo feliz
En la tierra que aquél levantó,
Gracias le doy
Al gran hombre que supo alejar,
Esa invasión
Que la senda venía a cambiar.

Otros vendrán
Que el camino no habrán de labrar,
Él lo labró
A los otros les toca sembrar.

Otros vendrán
Que el camino más limpio hallarán,
Deben seguir
Por la senda que aquél nos marcó,
No han de ocultar
Hacia el hombre que trajo esta paz,
Su admiración,
Y por favor,
Pido, siga esta paz.


La letra es esta. Si alguien quiere el fichero mp3, puede dejar su e-mail en los comentarios (con permiso del canon). Para escuharla en Youtube con imágenes de imborrable memoria, pulse AQUÍ.

14.2.08

COMANDO DIXÁN-2

En febrero, de nuevo, otro supuesto grupo de terroristas islámicos ha sido detenido. Esta vez en Vitoria. Están acusadas de realizar operaciones de proselitismo pero sin pruebas de poseer armamento, ni nada que demostrara su intención inmediata de atentar. No obstante el ministro del Interior, Rubalcaba, ha justificado la operación porque de la fe se pasa en poco tiempo a la acción terrorista. No cabe otra cosa que felicitarse por la eficacia de las fuerzas de seguridad.
Ahora bien: ¿en qué se diferencia esta nueva detención de la Operación Lago (ridiculizada como Comando Dixán)? ¿Todo vale ahora y nada valía antes? ¿Por qué ahora, en vísperas electorales, se producen estas detenciones? ¿Cuál es el grado de riesgo al que estamos sometidos por nuestra presencia en Afganistán y nuestra aventura en Líbano (que parece ser que se va a complicar)?
Me alegro, en todo caso, que la actual oposición no haya tachado de racista ni xenófobo al gobierno por haber procedido a estas detenciones. Felicito al gobierno por eficaz y a la oposición por responsable. También felicito al señor Caldera por su silencio.
Ya veremos qué pasa después de todo esto.

10.2.08

COMANDO DIXÁN

Leo con cierta parsimonia que las ONG, entre otras organizaciones, condenan la propuesta del PP para que los inmigrantes adquieran una serie de compromisos en nuestro país. Entre ellos se cuentan los de integrarse adecuadamente y marcharse de nuestro país si aquí no encuentran lo que vinieron –supuestamente- a buscar: esto es, trabajo. La iniciativa ha sido calificada de inconstitucional y digna de la derecha más extrema (EL MUNDO, 7 de febrero de 2008, p. 8). Cabe pensar en que llegarán tiempos en los que se proponga lo mismo envuelto en ropajes más rosados y, entonces, las izquierdas aplaudirán a manos llenas lo que les parecerá una medida razonable y, sobre todo, social (que esto queda muy bien). Ya ha ocurrido en otros países europeos y nada indica que tengamos que ser una excepción futura en esa sensibilización de la progresía europea acerca de los riesgos sociales de la inmigración.

Que las cosas se juzgan de manera diametralmente distinta si vienen de la derecha o de la izquierda es algo más que corroborado en estos últimos casi cuatro años. Si un presidente de la derecha miente salimos a la calle, protestamos, le cubrimos de insultos y nos permitimos intentar asaltar alguna sede del partido conservador. Eso tiene su punto revolucionario y trasgresor para todos aquellos que sueñan en un cambio del sistema para pasado mañana. Cuando lo hace un presidente de la denominada izquierda no pasa absolutamente nada y, por supuesto, a nadie razonable se le ocurre promover el asalto a sedes de partidos progresistas porque eso no es más que un acto de fascismo evidente. Si un presidente de derechas actúa conforme a las pautas marcadas desde los EE.UU. se le tacha de aliado del Mal Supremo que, como es sabido, siempre viene de Washington o pasa cerca de allí. Si un presidente de izquierdas sigue el dictado del Sinn Féin y sigue manteniendo contactos con la organización terrorista ETA después de que asesinase a dos personas tras despacharse a gusto con los aparcamientos de la T-4 del aeropuerto de Barajas... eso es responsabilidad. Todo por la paz. Total: dos ecuatorianos. Un accidente.

Tras afirmar esto no faltarán los Enric Sopenas que, llenos de indignación por lo expuesto, sostengan con contenida mala sangre argumentos contrarios. Hacerles salir de sus casillas es tan fácil como plantarle un capote rojo a los JimenezlosSantos: un simple gesto y embisten rápido. Será que los “extremos” se tocan o que gozan de un nivel parejo de cultura democrática ejercitada en la tolerancia y el respeto a la opinión del otro.

Lo que no negarán (o no deberían negar) es la conveniencia de que las fuerzas de seguridad del Estado hayan detenido en una operación a un grupo de pakistaníes que, embrionariamente, podían estar preparando un atentado terrorista en España. No se les han encontrado grandes pruebas sobre la posibilidad inmediata de atentar, pero el gobierno los consideró un riesgo. La oposición del PP no ha fustigado al gobierno por ello, embarcado como está en la lucha antiterrorista (doméstica e internacional) hasta los tuétanos. Esto ha ocurrido en enero de este año de gracia de 2008 y todos deberíamos felicitarnos por ello. Pero hace justamente cinco años, en enero de 2003, ocurrió algo muy similar (por no decir calcado) que produjo resultados muy distintos.

Recapitulo muy sintéticamente: en enero de 2003 se puso en marcha la Operación Lago que terminó en la detención de 16 presuntos miembros del Grupo de Partidarios de la Corriente Salafista. Todos insistieron entonces en su inocencia, pero en 2007 la Audiencia Nacional ha condenado a 13 años de prisión a cinco de los entonces presuntos detenidos. Lo grave es que el PSOE en la oposición, mas la cadena SER y otras plataformas (como ciertas ONG) tacharon a la Operación Lago de histeria xenófoba dirigida contra los inmigrantes de origen árabe y rebautizaron la operación policial como Comando Dixán. Sirvió la cosa de cachondeo en el Parlamento y el ahora ministro Jesús Caldera bien que sacó a relucir la inocencia de los materiales incautados (detergente, papillas infantiles, mascarillas para el polvo, ralladuras de coco). No fue el único: otros compañeros de su partido hicieron triste favor a la lucha antiterrorista en España atacando al gobierno conservador poniéndolo en ridículo. Al coro de imprecaciones se unió el inolvidable Iñaki Gabilondo a primera hora de las mañanas (ya muy lejos de la equidad periodística que lució en otros tiempos… el sabrá por qué) y hasta la gala de los premios Goya. Una muestra de aquel clima fue el artículo escrito por Maruja Torres en El País (3 de febrero de 2003) titulado Operación decencia. Todo se politizó con tal de cargarse al gobierno de José María Aznar, incluso la política antiterrorista. Obviamente lo que se rompe así en 2003 sigue roto en 2008. Y las elecciones de 2008, como las de 2004, están en manos de los terroristas. Por activa o por pasiva.

Las ONG de Gerona denunciaron la operación policial porque criminalizaba a todos los inmigrantes. Véase la noticia recogida por El País (29 de enero de 2003) por aquel que esté interesado. A mí me produce, sencillamente, una mezcla de tristeza y asco por el comportamiento de ese tipo de ONG´s. ¿Qué dijeron el 11 de marzo de 2004 esas mismas ONG´s? ¿Qué han dicho el pasado mes de enero cuando se han producido nuevas detenciones?

Por cierto, señor Caldera, una última pregunta para usted con todo el respeto y la consideración a su cargo y lo que representa (porque no deja de ser un ministro de un gobierno de España y, por tanto, de todos los españoles): ¿qué le entra por el cuerpo al rememorar su actuación en el capítulo del comando dixán? ¿por qué ahora no dice lo que entonces dijo, si es que se digna en acordarse?

Se me olvidaba: hay más de un millón de ilegales actualmente en las calles de nuestras ciudades. Vaya preparando ya otra legalización de, por lo menos, 500.000 personas. A la vista de lo benéfica que fue la legalización de 2005 no comprendo como no persevera en esa línea de actuación tan positiva. Sinceramente espero que la cordura vuelva a mi país y la estupidez se tome unas vacaciones indefinidas. Y lo espero de quien es y sea en el futuro gobierno u oposición. Por el bien de todos.