11.9.10

LA NUEVA "TREGUA" DE ETA. TERRORISMO Y CÁLCULO POLÍTICO

La banda terrorista ETA grabó hace ya meses un vídeo anunciando un nuevo cese del alto el fuego. Resucitaban así intenciones viejas y expresiones acuñadas para esconder bajo capas de sangre y vísceras desparramadas de inocentes las supuestas exigencias de un "conflicto". La entrega de la grabación a la BBC tuvo sus episodios novelescos en las ciudades de París y Londres. Los gudaris de la "lucha armada", aunque forman más una fratria mafiosa que un disciplinado ejército. El empresario Luis Olarra lo supo siempre y mantuvo a raya a ETA con la ayuda de sus "amigos" italianos y no italianos. ¿Se acuerdan?
Días antes del mencionado anuncio, en la revista Época, Antonio Martín Beaumont escribía: "Por más que sea un pago inaceptable a los terroristas, los asesores de Zapatero consideran que es el mejor atajo para que su líder llegue a las elecciones de 2012. Porque conseguiría nuevos aliados contra el PP y, también, podría presentarse en la campaña electoral como el presidente que terminó con ETA" (29 de agosto de 2010, número 1.309, página 32).
Leer esto en una revista dirigida por Carlos Dávila invitaría a cualquier sempiterno seguidor de los medios de PRISA a defender al gobierno aireando una presunta teoría de la conspiración de "los de la derecha", de los que siempre ven fantasmas en todas partes, desde el 11-M hasta hoy. Y no le faltaría razón: afirmar que un final de ETA al precio que sea necesario es un objetivo del gobierno para conseguir una victoria electoral resulta tan arriesgado como repugnante. En ese esquema no se trataría de derrotar a ETA para acabar con un trágico problema, sino de negociar con ella un precio determinado para ganar los votos necesarios con el fin de seguir ocupando el poder por otros cuatro años.
Lo curioso del caso es que días después de publicarse el artículo de Martín Beaumont saltó el comunicado. El gobierno respondió con algo parecido a una pose ensayada. Que si el comunicado era insuficiente, que si la banda debía dejar las armas, que si no son creíbles, que si no le vamos a hacer caso... algo así como una negación pública que traslucía un oculto y oscuro deseo de ser cortejado en privado a golpe de contactos o negociación (dos denominaciones para la misma cosa). Se presupone que si Martín Beaumont sabía o sospechaba algo acerca de las intenciones de la banda, el Ministerio del Interior también debía tener información al respecto.
Seguía en la inquieta duda sobre si la "derechona cavernícola" mentía o describía, cuando el pasado 8 de septiembre la periodista Margarita Sáenz-Diez hizo una afirmación en el programa de TVE 59 segundos más que sorprendente. Dentro del minuto 18, entre los 40 y 50 segundos, sentenció: "Si durante el mandato de Zapatero ETA abandonara las armas, la reelección de Zapatero estaría casi asegurada".
Para quien no lo sepa, la periodista Sáenz-Diez no es precisamente una devota de José María Aznar ni del PP. Sus palabras denotan una mayor aproximación a las tesis del gobierno que a las de la oposición, por describir mas que edulcoradamente su posición. La rotundidad de las palabras de Sáenz-Diez, pronunciadas con una sonrisa de seguridad y condescendencia, vienen a ratificar las sospechas de Época. La tentación de utilizar el fin de ETA como un instrumento electoral parece, pues, una posibilidad cierta.
El retorno del alto el fuego parece responder a un interés en proseguir un proceso iniciado en 2006 y no concluído por parte del gobierno (aunque sí por parte de ETA). Es bien relevante que el presidente Rodríguez Zapatero ni se le haya pasado por la cabeza devolver el mandato que sacó del Congreso para dialogar con la banda. La negociación con el terrorismo, por otro lado, no debe hacer rasgarse las vestiduras a nadie atento a lo que ha venido pasando en España en los últimos años. Si se negocia con los piratas en el Índico o con Al Qaeda en Mauritania, no tiene nada de especial que se haga lo mismo con el terrorismo doméstico. Sobre todo si lo que se negocia es dinero para una buena jubilación de los terroristas más que una posible secesión del País Vasco. Sólo los tontos olvidan que la negociación es un intercambio de "posibles", no de "imposibles".
El asunto toma ribetes de obra teatral cuando el PNV se aproxima al gobierno para pedir cosas a cambio de su voto favorable en los presupuestos, lo que le daría un respiro a Rodríguez Zapatero evitando convocar elecciones adelantadas. Es de ingenuos pensar que el PNV tan solo pretende la transferencia de las competencias en materia de Empleo para el País Vasco. Por otro lado, ETA y el gobierno buscan salir mutuamente beneficiados y fortalecidos de unos contactos que pueden perfectamente desembocar en la entrega de las armas. El gobierno necesita esa medalla y ETA debe saber que su vida futura puede ser muy difícil bajo un gobierno del PP, en un mundo en rápida transformación que deja muy atrás los sueños soberanistas de don Sabino.
Ahora bien: ¿Es lícito negociar con los terroristas? ¿Puede aceptarse jugar con el fuego trágico del terrorismo para desalojar a un gobierno y permanecer en el poder tanto tiempo como se pueda? ¿Todo está permitido con tal de ganar unas elecciones?
El telón sigue alzado y los actores saldrán de las bambalinas. Algunos sostendrán con fuerza su careta esforzándose por demostrar que las apariencias son las realidades.

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