6.12.10

ESTADO DE ALARMA

En 1981 apareció una Ley Orgánica que regulaba la declaración de los estados de alarma, excepción y sitio (Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio). Durante años no hizo falta, por fortuna, la declaración de ninguno de los aludidos estados. Tal vez, la única ocasión en que sí pudo haberse declarado el estado de alarma fue con ocasión del golpe terrorista más duro que recibió España desde que se convirtió en un estado democrático. Nada se hizo entonces. Sin embargo, el pasado 3 de diciembre los controladores aéreos dieron un plante y cerraron el espacio aéreo. El gobierno reaccionó con un decreto mediante el cual declaró el estado de alarma, por primera vez en la historia de nuestra democracia (BOE, nº 295, 4 de diciembre de 2010, extraordinario).
Por lo visto, lo ocurrido el 3 de diciembre de 2010 ha resultado ser más grave que la tragedia del 11 de marzo de 2004, a la vista de la severidad de las medidas adoptadas.
Cabe la reflexión y, sobre todo, la inquietud. El gobierno no sólo va a mantener el estado de alarma sino que, al parecer, lo va a prorrogar. Puestos a franquear fronteras, alguno se preguntará: ¿estará dispuesto el gobierno a declarar el estado de excepción o el de sitio llegado el caso y la defensa de su interés? Cierto es que tanto la prórroga del estado de alarma como la declaración de los estados de excepción y de sitio requieren la aprobación del Congreso. Pero también es cierto que lo que no se atrevieron hacer gobiernos en el pasado con mayoría absoluta, parece estar dispuesto a hacerlo el actual por muy relativa que sea su mayoría.
Por otro lado, ¿cuántas huelgas de controladores aéreos han jalonado la historia de nuestra democracia? Bastantes; más que dedos en una mano. Nunca, que yo sepa, se declaró el estado de alarma. ¿Por qué ahora sí?
Un plante de controladores en plena transición o un plante de trabajadores manuales en el tardofranquismo no provocaba la declaración del estado de alarma. Ahora parece que los derechos de huelga, protesta y cabreo antigubernamental pueden restringirse a golpe de autoridad militar. Mueve a la reflexión. Lo decimos con toda timidez y prudencia. No vaya a ser que en el futuro nos tengamos que enfrentar a un estado de excepción o de sitio que vaya dirigido, justamente, contra los que no están de acuerdo. El "cinturón sanitario" tendría entonces perfecta justificación legal.

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