Confieso que desde hace unos años no salgo de mi asombro bajo la lluvia gruesa de la vulgaridad, la ausencia de unos niveles culturales mínimos y una atrevida ignorancia por parte de nuestros responsables de la cosa pública. El último golpe a la inteligencia (que sospecho no será el último) ha venido de la mano de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Esta joven gaditana es capaz de transmitir una imagen pública inquietantemente atractiva y fresca. Porque guapa -si se permite la expresión y no se tacha de machista- lo es a raudales. La inteligencia se la supongo cuando a los 31 años se ha convertido en nada más ni menos que ministra. Tampoco pongo en duda la conveniencia de su Ministerio de Igualdad porque hay muchas desigualdades que combatir: la equiparación entre hombres y mujeres en términos de oportunidades y responsabilidades, la indefensión del individuo ante el Leviatán de los poderes públicos, la igualdad de derechos de los seres humanos con independencia de su edad (me refiero a los maltratos a los ancianos y los niños), la necesidad de todos los españoles a disfrutar de los mismos derechos y obligaciones con independencia de la comunidad autónoma en la que habiten, etc.
Ríos de tinta ha hecho correr su primera comparecencia parlamentaria al aludir a los miembros y "miembras" de una determinada Comisión. Lo de "miembras" es una trasgresión gramatical que la ministra ha defendido con una soltura digna de las gaditanas que defendieron su ciudad frente al gabacho hace casi dos siglos. Ella se ha inventado la palabra y, si no está en el Diccionario de la Real Academia, es el resultado del hipotético machismo de ese real órgano que limpia, fija y da esplendor a nuestra querida lengua. Así. Con un par.
Pero puesta ya a saltar la trinchera para partirle la cara (dialécticamente) a cualquier adversario no ha dudado en romper los límites de una mínima compostura cultural. Sin pestañear ha declarado públicamente que expresiones como guay o fistro son "anglicismos" que están en el Diccionario de esa Real Academia que tan machista y retrógada es para ella. Vayamos por partes: guay sí está en el Diccionario; fistro no.
Con lo que estoy preocupado es con enterarme que ambas palabras son anglicismos. Llevo años intentando dominar la bella lengua de Shakespeare y aún no le conseguido. Mi nivel de inglés es modesto y todavía tengo dudas para distinguir el matiz entre rather good o quite good . Se entenderá, por tanto, que dude también si son anglicismos guay y fistro. Ruego sinceramente a quien lo sepa y lea estas líneas que me informe si la ministra está en lo cierto. Si no lo está, se verifica una vez más la calificación de los perfiles gubernamentales que venimos padeciendo desde la primavera de 2004.
Pero... ¿y si lo está? ¿Y si resulta que fistro, nopuedor, diodeno vaginarl, comorr o jarl son también anglicismos? En ese caso, como otros tantos españoles, no he sabido utilizar un método adecuado para el aprendizaje del inglés. No he querido enterarme que Chiquito de la Calzada es una referencia para saber inglés, ni que la ministra tiene un extraordinario manejo de las lenguas, obstinado de forma permanente en no comprender el impulso cultural de este gobierno. No he comprendido el auténtico mensaje del chiki-chiki, ni he querido admirar la plasticidad estética de bailar con las bragas en la mano. No he calibrado la importancia que para la historia universal tiene y tendrá la Alianza de Civilizaciones patrocinada por don José Luis Rodríguez que figurará en letras de molde en los futuros manuales universitarios de historia de todo el orbe. Me ha pasado completamente desapercibida la trascendente influencia que don José Blanco ejerce sobre las elecciones presidenciales estadounidenses. Con razón, caballerosamente, ha reconocido que ha guardado respetuoso silencio sobre sus preferencias entre Obama y Hillary para no decantar decisivamente la balanza en las primarias del partido demócrata. No he sabido descifrar el campo semántico de palabras como "conexión" (por transvase), "desaceleración" (por crisis) o "accidente" (por atentado mortal terrorista).
De verdad, me avengüenzo de mi desconocimiento si resulta que fistro es un anglicismo. Juramos purgar nuestras culpas votando en bloque a los padres de esta patria nuestra hasta el día de su jubilación. No sin antes llamar a ese teléfono que la ministra va a poner a nuestra disposición para acogernos al nuevo modelo de masculinidad. Y es que los hombres somos tan poca cosa que ni siquiera aprendemos inglés, a excepción de Chiquito de la Calzada... y José María Aznar. ¡Jarllll!
2 comments:
Se te olvida que no hay nada como meter la pata para aparecer en las portadas de periodicos y noticieros.
Y es que con la tarea adsurda y de pura "cosmetica política" que le han encomendado a la joven ministra tampoco tiene cancha para hacer mucho más que lucir palmito en las portadas de los suplementos dominicales.
Y si ni alguien como el autor de este blog, que tiene en cuenta tanto eso de la "corrección política", se ha resistido a comentar su apariencia física...Bamos, que sobran las palabras.
Y no se si acusarte de machismo pero casi (y para tu informacion la inteligencia del sexo femenino va irremediablemante unida al tamaño de sus glandulas mamarias, a más grandes estas, más estupidas aquellas. La ministra las tiene más bien medianas, por lo que muy lista...).
No hay que olvidar que a la ministra en cuestion el ejemplo y la ayuda (de papa los amigos de papa) dejaron en un segundo plano la necesidad de una inteligencia superdotada.
Saludos
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