30.6.08

FELICIDADES PRESIDENTE


Esta foto te la he extraído de El País Digital. Si no te gusta, no vayas a decir que procede de una campaña difamatoria. Tienes pinta de hombre bueno, de franciscano trajeado de paisano, de jovencito a la vuelta de la desaparecida mili, de estudiante aplicado, sin pasiones destacables pero lejos del vicio, de padre de familia el día de la boda de su hija, de no romper un plato, de contribuyente medio español que sigue feliz aunque esté jodido... Y con una bandera de España en la solapa.

Reconozco que me restregué los ojos cuando te ví. Me llenó de alegría verte con esa apostura tan patriota. Y pensé: si no eres patriota tú ¿quién lo va a ser? El color del traje –austero y moderno- y la elección de corbata –clásica y abanderada- fueron excelentes. La percha hizo el resto con una pizca de desaliño. Era 29 de junio de 2008, era Viena, y nuestra selección se jugaba ni más ni menos que el ser la campeona de Europa. Estoy seguro que en tu memoria estaba fijado el año 1964 y la última victoria de nuestra selección. El caudillo estaba entonces en la grada, pero en un estadio de Madrid. Jugábamos entonces contra la Unión Soviética –esa sí que era roja- y ganamos. El régimen explotó políticamente la victoria pero no por ello vamos a renunciar a esa copa que está en nuestras estanterías. Estoy seguro que tú ni quieres tirar la copa del 64 al río ni quieres apuntarte el tanto de este triunfo 44 años después. ¿Verdad? Ganamos a Alemania y somos campeones de Europa. Todos los españoles.

La cadena televisiva Cuatro ha hecho su agosto en junio al tener la exclusiva del espectáculo. ¡Qué casualidad! ¿verdad? En fin, con la victoria no nos vamos a poner críticos, ni debemos hacer preguntas inconvenientes que vas a responder saliéndote por la tangente. No ha faltado ni el punto pintoresco (plenamente ibérico por lo demás) de algunos de nuestros próceres micronacionalistas con los que te llevabas tan bien en la legislatura 2004-2008 de imborrable memoria. Los Urkullus o los Puigcercós –muertos de envidia con cada triunfo español- apostaban a los cuatro vientos por sus selecciones: Rumanía, Turquía, etc. Vista fina. Pura prospectiva. Es decir que como no estaba la selección vasca o la catalana había que fastidiar a la española (que las engloba) defendiendo a cualquier otro equipo. Mientras, curioso, la gente –en Barcelona o Bilbao- saltaba de alegría con cada paso adelante de la escuadra española.

Simulaba tu banderita española la que no se quita tu querido George Bush desde hace años. Por supuesto, él lleva la bandera de los EE.UU. que en tus pecados de juventud no querías respetar. Tampoco puede decirse que tuvieses mucho cariño por la bandera roja y gualda hasta ahora. Cuatro años estuviste machacando con lo de tu abuelo (uno de ellos), mientras silenciabas la biografía de tu otro abuelo, de los abuelos de tu mujer y la de tu propio padre. Pero ninguno de ellos defendió precisamente la Segunda República ¿Recuerdas? La República, la República… tu querida República nunca definida y cuya única esperanza radicaba en que a la tercera sería la definitiva. Te vi, por cierto, bastante amable con nuestro Rey quien no oculta sus simpatías por ti. Ya te vale. ¿Qué más seducción quieres?

Me gustó, de verdad, tu actitud. Y que te alegraras con los demás españoles cuando Torres marcó el gol del triunfo –recuerdo del de Marcelino- y que saltases de tu asiento cuando estuvimos a punto de rematar la faena picando la portería germana. Estuviste fenomenal. Borraste recuerdos infames de tu pasado reciente que tú mismo reconociste implícitamente cuando, al ganar en 2008, prometiste: gobernaré mejor. Ojalá. Falta te va a hacer. Mira en tu agenda el 25 de octubre y piensa que fuiste tú el que convenciste a media España de que Batasuna no era ETA. Yo no me lo creí, desde luego, y ahí tienes al PCTV –al que tú permitiste volver a las instituciones- dando su granito de arena para la ínsula Barataria que anhela el lehendakari Sancho Panza. Ese toro lo tienes que lidiar tú. Bien que te avisamos de que salía el morlaco en medio de tanta risa tonta y de tanto hombre de paz. Ahora te toca a ti la faena de capote, de muleta y, a ser posible si eres capaz, de estoque. Te sugiero que mires a José Tomás para tomar inspiración. Ese que le gusta tanto al amigo Sabina (don Joaquín).

Tampoco te olvides que Solbes sirve bien de picador para el segundo de la tarde: la economía. Hechura tiene. Imagínatelo encima del caballo con el sombrerito. Tienes una cuadrilla de hombres y mujeres que van de paseíllo dialéctico. Y tienes a Pepe Blanco, que lo mismo sirve de subaltarno que de monosabio.

Tranquilo. Tienes suerte. Hay que tener mala idea para propalar que eres un gafe. Total: lo del baloncesto fue un “lapsus”. Fíjate la suerte que tuviste para convertirte en líder del PSOE. Lo del 11-M fue determinante en tu camino hacia la gloria. El 9-M has revalidado tu presencia. Y sabemos que a ti no se te va a ocurrir la tontura de poner límite a tu brillante estrellato. Aznar prometió estar ocho años, pero tu legislatura –hoy por hoy- es infinita. Estas corrigiendo el rumbo aunque dijiste que “el poder no me va a cambiar”. Así. Con un par. Me alegra que creas en España. Plurinacional, pero España. Y que toda esa pluralidad la comprendieras condensada en una sola bandera. No te pusiste las 17 banderas autonómicas para que te hubiera llegado la ristra hasta el tobillo.

Has querido aparecer como el presidente de España. Sin complejos. Sin abuelos y sin condenar a media España a un cordón sanitario de opresión. De verdad que nos acojonamos cuando tachaste de antipatriota a cualquiera que se atreviera a pronunciar la palabra crisis. Ahora parece que eres un padre bueno. Un papá. Reaccionamos bien a las caricias y los mimos. Por un día todos nos sentimos ciudadanos. Los que te votaron y los que no. Eras el presidente del gobierno de España, es decir de todos los españoles. Ese es el camino. La bandera de España ya no es pecado. Felicidades presidente.

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